La mejor de las tías
- gerardoruiz73
- 24 sept 2019
- 5 Min. de lectura

Nuevamente aquí les cuento algunas de las aventuras más excitantes que he tenido, nuevamente les recuerdo que soy una mujer a punto de cumplir los 50 años, mi nombre Andrea de Ixmiquilpan Hidalgo, ahora vivo en Cancún, en el tiempo que sucedió esta aventura yo tenía 24 años bueno hace algún tiempo cuando vivía con mis padres, mis hermanas mayores iban de vacaciones a nuestra casa, siempre con esposo e hijos, yo soy la más chica de la familia y en ese tiempo la única soltera, al ser la más joven siempre me divertía con mis sobrinos desde que eran bebés, siempre mis sobrinos pedían dormir conmigo y siempre fue normal para todos, así paso el tiempo ellos crecieron y ya eran unos jovencitos, en una ocasión una de mis hermanas y su esposo llegaron a pasar el fin de semana como de costumbre, todo transcurrió normal ya por la noche mi sobrino pidió dormir en mi habitación conmigo como siempre lo hacían, por el clima caluroso y desértico siempre acostumbro a dormir desnuda pero cuando hay visitas solo con una bata ligera sin nada de ropa interior, bueno para no aburrirlos con mi historia, ya era de madrugada, desperté y estaba de costado y mi pequeño sobrino abrazado a mi espalda, sentí su dureza pegada a mis nalgas, eso me puso un poco inquieta pues a pesar de ser una mujer con una vida sexual muy activa y muy caliente jamás me había pasado por la mente algo morboso con ellos, siempre había buscado hombres mayores con experiencia que me enseñaran y me usaran a su antojo, pero esta vez sentí algo extraño, morboso, caliente, excitante al sentir la verga tan dura de mi sobrino, estiré mi mano y con movimientos suaves sobre el pantalón pude palpar esa delicia tan dura y de buen tamaño, tratando de no despertarlo, bajé un poco su pijama para poder sentirla… mmmm que delicia sentí al tocar bajo su pantalón, poco a poco la estuve acariciando, mi conchita ya estaba escurriendo con tanto morbo, me sentía tan caliente que dejé de pensar, abrí un poco mis nalgas, levante una pierna y con la mano que estimulaba esa deliciosa verga dura y joven la acomode en la entrada de mi concha, yo misma me hice hacia atrás para que entrara, lo que sucedió sin problema, cuando sentí lo caliente de su cabeza yo sola empecé a recular para clavarla toda dentro de mí, me quedé quieta un momento con aquella rica y joven verga dentro de mi midiendo el terreno esperando que no despertara, poco a poco empecé a moverme de atrás para delante en pocas palabras yo sola me estaba cogiendo, no sé cuánto tiempo había pasado de esto, tal vez 10 o 20 minutos cuando sentí como me agarro de las nalgas y ahora él era el que me la metía sin parar, solo levanté un poco más mis nalgas para que siguiera cogiéndome y sus embestidas fueran más profundas, no pasó mucho tiempo cuando sentí como se tensó y sentí su rica leche caliente inundar mi vagina, sentí chorros y chorros de lechita, parecía que no se le acababa hasta que paró y se quedó dentro de mí, me abrazó sin decir nada, yo como siempre necesitaba más acción pues a veces me gusta que solo los hombres lleguen gocen y terminen dejándome llena de caliente leche y se marchen pero también me calienta cuando tengo un buen semental que me puede coger por horas de manera desenfrenada y por todos lados a su antojo, unos minutos más mi sobrino seguía con su verga dura dentro de mi (divina juventud de secundaria), yo me empecé a mover y el siguió dándome unas ricas metidas pero yo quería más así que me volteé y le puse mis tetas para que las chupara, el cómo becerro lactando se prendió de ellas, me las chupaba de manera torpe pero con fuerza que en vez de incomodarme me ponía más y más caliente, con una mano lo empecé a masturbar, lo acosté para poder darle una rica chupada, empecé por lamer la cabecita que la tenía llena de su leche y mis jugos, poco a poco me dediqué a chuparla cual paleta de dulce y así sentía su sabor dulce de una verga jamás chupada, alcancé a ver sus gestos en cada chupada que le daba, le pedí no se viniera pues faltaba que le enseñara más cosas, cuando sentí que estaba a punto de derramar su néctar joven, tuve el deseo de sentir aquella espesa y caliente miel pero preferí esperar, me acomode acostada boca arriba, abrí las pierna y le dije dame esta delicia mientras le tomaba la verga dura y venosa, se puso en la entrada de mi concha y con la leche que ya me había vaciado se fue como cuchillo en mantequilla, yo suspiré y el gimió un poco, empezó a metérmela un poco desesperado yo solo le dije tranquilo mi niño ve despacio porque si lo haces así de rápido terminaras viniéndote y la tía quiere también disfrutar, creo que lo entendió y me dijo tía es la primera vez que estoy con una mujer y quiero que tú me enseñes… si papi yo te enseñaré todo lo que quieras saber y experimentar, mientras teníamos esa platica no dejaba de meterme su rica estaca, después de un rato me puse en mi posición favorita que es de perrita y se los vuelvo a decir que me encanta porque me siento como una perrita en celo que la montan y apareándose, queriendo que la preñen, él se puso detrás y al ver mis grandes nalgas sin pensarlo apuntó su miembro a mi húmeda concha y me la metió hasta el fondo, así me tenía aquel jovencito de perrita empinada dándome duro y hasta el fondo, yo gozaba mucho y creo que por aquel morbo tan intenso me hizo venir de una manera que explote en un rico squirt, tal parece que a él le encanto porque nuevamente volví a sentir su leche correr por todo el interior de mi vagina.
Nos recostamos nuevamente en la cama reposando tan deliciosa cogía, mi conchita quedo a reventar de rica leche, escurriendo, era una sensación muy sabrosa al haber tenido varios orgasmos y lo mejor una rica leche joven y muy potente, nos quedamos dormidos hasta que desperté por la mañana al sentir nuevamente las embestidas de mi sobrino que seguía penetrándome hasta que volví a sentir como se derramaba dentro de mi caliente conchita.
A partir de ahí surgió una nueva aventura que se repitió y se ha repetido hasta ahora.
TARA
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