La amiga de mi tía

Más o menos a la edad de siete años, recuerdo haber conocido a una amiga de mi tía cuya imagen la sigo teniendo muy clara en mi mente, mis padres me habían encargado un par de horas con mi tía para hacer unas compras, en esos momentos llegó una de sus amigas una mujer alta, de unos veinticinco años de edad de piel muy blanca, pelo negro y unas facciones lindas y finas en el rostro, realmente me llamaba la atención, a esa edad no recuerdo haber pensado más allá de que me gustaba mucho su cara, sin morbo ni esquema lascivo alguno, ella entro y tocándome la cabeza y el cabello le dijo a mi tía que guapo es tu sobrinito, yo no podía dejar de verla y pensar “que bonita es ella” ese día hubo un momento en que mi tía le ofreció prestarle una blusa, porque la necesitaba para asistir a una fiesta, saco varias y le dijo que se las probara, ella accedió a probárselas y de inmediato mi tía me dijo, salte un momento de la habitación hijo en lo que se prueba las blusas, triste pero resignado me levante de la silla en la que estaba en esa habitación dirigiéndome a la puerta, una puerta que daba a la escalera de patio y que estaba hecha de ángulo de fierro y con unas ventanas de vidrio traslucido que no permitía ver de un lado a otro más que siluetas distorsionadas por el mismo vidrio, mientras caminaba para afuera escuche como la amiga de mi tía le dijo, déjalo que se quede y que haga de cuenta que es un bikini, me brillaron los ojitos pero solo fue ilusión porque mi tía se negó rotundamente diciendo, “no que se salga mejor” yo no recuerdo haber tenido morbo todavía pero la acción de mi tía lo despertó un poco, estando afuera de la habitación volteaba a ver puerta solo por curiosidad de la distorsión que se hacía, me acerque y obviamente la silueta de mi cara se vio del otro lado de la habitación y escuche a la amiga de mi tía decir “creo que si quiere ver tu sobrino” y soltaron una gran risa, inmediatamente me despegue de la puerta sintiendo una gran pena por lo ocurrido, durante los años siguientes a ese, ocasionalmente la veía en casa de mi tía, y no sé si ella lo hacía a propósito realmente o solo por molestar, pero todas y cada una de esas veces le decía a mi tía o a alguno de mis padres “que guapo niño ¿me lo puedo llevar a mi casa un rato?” nunca sucedió pero algo me decía que no tenía buenas intenciones conmigo, siempre me estaba tocando la cabeza o los brazos, me gustaba pero me daba miedo, por motivos que desconozco a la edad de diez años aproximadamente ya no la volví a ver, supe que mi tía la veía de vez en cuando pero ya no iba a su casa cuando yo estaba ahí, pasados unos años cuando yo tenía unos veinte, mi tía me invito a ir con ella a una comida en un restaurante por el cumpleaños de una de sus amigas, esa amiga era la sobrina de aquella amiga de mi tía, yo iba con mi novia y al llegar estaba ella, la amiga de mi tía que había dejado de ver desde hacía aproximadamente diez años, de igual manera a verme me dijo como siempre y tomado como un cumplido, “que guapo” termino la comida y nos dijeron a todos ahí (unas ocho personas) que fuéramos a su casa de la cumpleañera que habría fiesta, todos accedimos y al salir a los autos toco organizarnos para dirigirnos a la fiesta, la amiga de mi tía se apresuró y me dijo, “¿me puedo ir contigo y pasamos por a recoger a mi hijo a unas calles de la casa de donde es la fiesta?” claro que sí, le conteste, y de alguna manera mi tía que se llevaba muy bien con mi novia le dijo, nosotros vámonos en otro auto para llegar más rápido y ayudar a organizar, durante el camino en el auto, sentí esa tensión sexual que al principio pensé que solo era mi imaginación, hasta que me dijo bajándose un poco el escote del pecho, “¿te gusta lo que ves?” sonreí tratando de no desviar mi mirada a sus senos y asenté cerrando un ojo sin decir palabra alguna, ella insistió y me dijo, “¿puedes tocar si quieres?” volví a sonreír en esta ocasión de nervios, trague saliva disimuladamente supongo yo, pero ella no claudicó y tomó mi mano llevándola adentro de su blusa mientras yo manejaba, esa sensación de piel suave y firme de sus senos que recorría mi mano fue en extremo excitante, y al llegar al comienzo de pezón todo mi cuerpo estaba erizado con esa sensación de placer y temor a la vez, llegamos a recoger a su hijo de unos trece años de edad y nos dirigimos a la fiesta, una vez estando en la fiesta todo parecía normal, sin dejar pasar que de vez en vez volteaba a donde ella estaba y me sonreía, la fiesta era en un departamento en un segundo piso de una casa vieja con un gran patio donde estaban estacionados varios autos, de pronto ella se acercó a nosotros (a mi tía, mi novia y a mi) y en voz alta me dijo, ¿me acompañas a dos calles por mi hija para no ir sola?, yo voltee a ver a mi novia y al mismo tiempo ambas dijeron, “si vayan aquí los esperamos” mi corazón comenzó a latir fuerte, salimos del departamento la amiga de mi tía y yo acompañándola, recién habíamos bajado las escaleras que daban al patio, ella se me fue encima, era un lugar bastante oscuro y entre auto y auto comenzó a besarme desaforadamente, yo no hice nada por detenerla, de hecho respondí de la misma manera, empezaron a moverse las manos tanto las mías como las de ella, dando caricias y apretones por varias partes de los cuerpos, sentí como una de sus manos bajo hasta encontrar mi cinturón y comenzó a desabrocharlo al igual que botón y bajo el cierre de mi pantalón, comenzó a acariciarme el pene, yo estaba entretenido con sus senos, pero ella tomo una de mis manos y la llevo a su entrepierna por debajo de su falda y de su panty, se sintió húmedo y cálido, se escuchaba su respiración agitada y excitada, que con el ruido de la fiesta nadie más oiría, además de nosotros, se apresuró a quitar su panty y me apoyo sobre uno de los autos ahí estacionados, tomo con una de sus manos mi miembro y lo dirigió a su vagina cual popote al vaso, mis nervios pugnaban contra el deseo de continuar, el temor a ser descubiertos elevaba, la emoción de estarlo haciendo, continuamos con un ritmo vertiginoso hasta que ella me apretó y encajo sus uñas en mi espalda, haciéndome saber intrínsecamente que ella había terminado, en ese momento solté mi energía reservada para terminar también casi inmediatamente después de ella, rápidamente recogimos nuestra ropa y salimos por su hija para regresar a la fiesta sin creer haber levantado sospechas de lo ocurrido, al despedirnos de la fiesta solo me dijo, “luego nos ponemos de acuerdo para salir todos nuevamente la pase muy a gusto y divertido con ustedes”…